ABANDONO

En su apartamento de divorciado notó que había un ratón que entraba en su cocina y se le comía el pan. A media noche hacía ruidos y tumbaba lo que hubiera sobre la mesa.
Desesperado, tapó los huecos de la pared, puso trampas y regó veneno por las esquinas.
Pasados unos días, cuando no volvió más, se sentó a la media noche en la cocina y se echó a llorar.

1 comentario:

  1. Sentí compasión por él, y comprendí su dilema de aversión contra soledad.

    Muy bueno, éste lo elegí al azar porque has posteado imparablemente, pero vamos poco a poco. Saludos.

    ResponderEliminar